El 6 de mayo de 2023 se estrenó el espectáculo Inteligencia artificial en la Fira de Titelles de LLeida,

Puedes leer la crítica que escribió Toni Rumbau en la  web putxinelli

INTELIGENCIA ARTIFICIAL, DE ANDRÉS BELADIEZ

Es digno de locura que la Feria se mantenga fiel al seguir el trabajo de algunos de los creadores visual-escénicos más inquietos que desde hace años se dedican a explorar realidades complejas y difíciles de pescar, y para desentrañar algunas de las claves que nos permitan entenderla o verla desde nuevas perspectivas. Es el caso del inclasificable artista e investigador Andrés Beladiez, que vimos en otras ediciones con propuestas firmadas junto a Karla Kracht (ver aquí) y que ahora ha vuelto centrando su atención en uno de los temas más candentes de la actualidad: la llamada Inteligencia Artificial.

Los espejos que pone el autor para reflejar la trama que se está tejiendo en nuestro entorno, están elaborados con las mismas herramientas tecnológicas que emplea la Inteligencia Artificial: voces reales distorsionadas, imágenes inventadas, personas inexistentes, y paisajes imposibles pero que vemos como reales en las diversas pantallas donde se proyectan las imágenes creadas por Beladiez.

La presentación se hace en una sala que busca una atención de intimidad de la treintena de espectadores que caben en ella, creando una atmósfera ritualista necesaria para poder encararnos con una figura que de alguna manera encarna la Inteligencia Artificial, la cual se nos dirige mirándonos fijamente, poniéndonos a prueba como seres humanos que estamos a punto de dejarlo de ser…

Porque esta es la terrible amenaza que se hace presente en las pantallas, mostrándonos tanto nuestras debilidades como nuestra niñez: acabaremos en manos de unos algoritmos que decidirán lo que más nos conviene?; a título individual pero también colectivo, ya que si los cálculos probabilísticos indican que se debe eliminar determinado número de personas para salvar unas cuantas más, los poderes administrativos de las máquinas no lo dudarán ni un segundo: aplicarán implacables lo que más conviene a la mayoría, aunque se tengan que sacrificar unos cuantos miles de personas sobrantes. Sin ir tan lejos, los algoritmos que se están creando para dirigir los coches de conducción autónoma ya tienen en cuenta cálculos de este tipo: a quien conviene dejar morir en caso de accidente imprevisto para salvaguardar a los pasajeros del coche, o quizás es al revés, y hay que sacrificar a los propios pasajeros para salvar a un grupo superior de humanos en la calle?…

Para introducirnos en esta atmósfera de terror distópico pero tan real y tangible, Beladiez nos muestra diferentes ejemplos todos ellos elaborados con programas de creación de imágenes y de realidades virtuales, pero dejándonos sentir el pensamiento íntimo del algoritmo, como si éste razoneara en voz alta.

Lo que hace tan interesante la propuesta visual de Beladiez es que plantea esta problemática de rabiosa actualidad no desde el sensacionalismo de los medios ni desde la ficción distópica, sino desde un registro de distanciamiento y de auto-observación: la cara de la Inteligencia Artificial que nos habla es un espejo que refleja lo que nosotros hemos creado y que ahora se nos planta delante nuestro y nos desafía con su inteligencia e infinita colaboración. capacidad de cálculo.

¿Qué sois, miserables humanos, sino pequeñas bestias atrapadas por vuestras emociones, incapaces de analizar con un mínimo de distancia y de discernimiento las variables que condicionan nuestras vidas?, nos viene a decir la serena pero diabólica figura inventada por Beladíez. Y sin duda tiene toda la razón del mundo de decir lo que dice. Porque si queremos plantarle cara en su terreno, siempre nos ganará y siempre nos sentiremos conejillos de indias a merced de las fuerzas superiores que nos gobiernan. Una situación que nos obliga a replantear qué es eso de ser humanos. ¿Qué somos? ¿Qué queremos ser? ¿En qué nos estamos volviendo? ¿Nuestra función también es calcular?

Cuestiones que aún no tienen respuesta pero que tarde o tempré hay que poner sobre la mesa. La instalación performativa, reflexiva y visual de Beladíez se convierte así en una herramienta imprescindible para poder avanzar en estas reflexiones que hasta ahora eran las propias de los filósofos, pero que ahora se están convirtiendo en una necesidad de supervivencia de nosotros mismos uno a uno, y por descontado de la propia especie humana.

Como decíamos al principio, una especie de no-teatro de autorreflexión que va mucho más allá del mero entretenimiento y se adentra por geografías que aún nos son desconocidas.