Conferencia en la Feria Internacional Umore Azoka. Leioa. Fecha: 18-mayo-2012
No me considero experto de nada, ni de mi propia vida, la cual desconozco mucho más de lo que es mi deseo, ni mucho menos de las artes escénicas… Soy tan solo un mero aprendiz, un jugador privilegiado que en este su juguete favorito que es la escena se siente feliz a ratos y curioso, tremendamente curioso casi siempre. Nada más. Y nada menos.
¿Qué me atrae irresistiblemente a este medio artístico? ¿Qué hace que recorra miles de kilómetros para ver un espectáculo o mostrarlo? ¿Cómo puedo transmitir y contagiar esta pasión al resto del mundo si ni siquiera soy capaz de generar complicidades entre algunos de mis mejores amigos? ¿Por qué? ¿Hemos de aceptar finalmente que estamos destinados a las minorías? ¿Cómo y de que manera podemos acceder al gran público? ¿Podemos competir con el resto de las diferentes estructuras narrativas? ¿Qué valor le damos a las artes escénicas? ¿De qué manera integramos estas en nuestra vida cotidiana? ¿Qué pasaría si desaparecieran para siempre de nuestras vidas? ¿Podemos imaginarnos una sociedad sin artistas? ¿Qué entendemos por arte? ¿Por artista? ¿Por público? ¿Cuantos públicos hay? ¿Cual es la relación del espectador con el artista? ¿Cómo establecemos dicha relación?
Es toda una paradoja el hecho de que constantemente hablemos de los públicos pero rara vez profundicemos en la relación que se genera entre la sociedad y los creadores. ¿Qué estamos haciendo para potenciar este maravilloso intercambio? Las políticas culturales actuales nos han llevado a un sistema basado en la función única representada por una compañía que viaja de ciudad en ciudad alejada de las particularidades intrínsecas de cada localidad imposibilitando una relación dinámica entre ambas. Muchos creadores se pierden para siempre en una caótica cadena ante la imposibilidad de mostrar nuevamente su espectáculo en el mismo teatro. De bolo en bolo y tiro por que me toca. La tiranía de la función única y la imposibilidad actual de muchos creadores para exhibir su trabajo de forma permanente ha propiciado una cultura basada en la novedad en detrimento de una cultura del artista. Se potencia el espectáculo frente a la línea artística del creador. Esto es importante porque pasamos de una “persona” a un “objeto”. y nos arrastra hacia una espiral que cuando menos deberíamos estudiar.
Estamos ante una burbuja escénica que hemos creado, mimado y alimentado a lo largo de los años y que ahora nos explota delante de nuestros ojos mostrando aquellas ausencias que impidieron la creación de unos cimientos sólidos. Creamos rascacielos de paja y ahora cuando el viento comienza a soplar tan sólo nos queda la ausencia.
Ausencia de medidas reguladoras para evitar el intrusismo tanto en gestores como en creadores. Ausencia de proyectos artísticos en muchos gestores pero también en muchas compañías. Ausencia de complicidades entre ambos. Ausencia de gestores creativos. De una gestión creativa. Ausencia de medidas que regulen la libre expresión en compañías evitando la auto censura y propiciando la libertad de programación de cada gestor. Ausencia de proyectos políticos y de gestión que puedan durar más de 4 años con independencia del resultado electoral. Ausencia de un departamento de I+D+I en cada compañía. Ausencia de un departamento de I+D+I en cada espacio escénico. Ausencia de redes de trabajo nacidas al calor de la complicidad. Y no estoy hablando de medidas económicas, no es la economía, hablo de cimientos ideológicos. Pero construimos la casa por el tejado y el dinero pesa más que nuestros sueños.
La creación.
Nacen nuevas propuestas cada año que nos recuerdan que las artes escénicas siguen muy vivas. Algunas de ellas son propuestas diseñadas para ser exhibidas en espacios no convencionales, poco a poco expresiones como site specific, context specific, Land art, flashmob, intervención urbana, danza o teatro a domicilio, micro teatro se van haciendo cada vez más familiares.
Un elemento común en todas estas nuevas y no tan nuevas formas de expresión artística es la posición que ocupa el espectador en el entramado dramatúrgico así como las variaciones que se establecen en la recepción del espectáculo. Esto último me parece de gran importancia porque nos abre una puerta inmensa tanto en la búsqueda de nuevos públicos como en la recuperación de aquel que en su día salió corriendo, por no hablar de la libertad que esto supone para el creador.
El sólo hecho de situar al espectador fuera del marco donde habitualmente se representa una obra escénica (generalmente un teatro a la italiana) hace que éste observe, mire, sienta y disfrute de una manera completamente diferente a la que lo haría de realizarse el espectáculo en un espacio convencional. Liberamos al espectador de las cadenas que imponen lo establecido y dificultan en muchos casos la comprensión del espectáculo. El espectador no espera nada ya que sus referentes son otros y de esta forma entra con la mente abierta, sin ataduras, sin complejos, sin prejuicios, como un niño dispuesto a jugar.
Esto nos abre como gestores y creadores un abanico de posibilidades impresionante.
Formación.
Salvo honrosas excepciones y generalmente en forma de monográficos la formación en artes contemporáneas finaliza en la primera mitad del siglo XX. A partir de esta fecha tenemos ante los ojos del estudiante un desierto con bolas de paja movidas por el viento. Deberá continuar su camino en la más absoluta soledad, de vez en cuando encontrará una traducción pero las más de las veces tendrá que acceder a la información leyendo en ingles, francés o alemán.
Otra cuestión con respecto a la educación en artes escénicas es la salida profesional que estas generan, prácticamente nula, y las enormes expectativas que las mismas provocan en el alumnado. Actualmente tenemos un mercado completamente saturado. ¿Qué otras salidas tiene un estudiante de artes escénicas en nuestra sociedad? ¿Donde está la crítica especializada? ¿Cuantos dramaturgos trabajan en los teatros? ¿Cuantos profesionales trabajan realmente con la comunidad en la que residen implicados en proyectos sociales? Y así un largo etcétera…. Y en la parte de gestión un pequeño ejemplo: ¿Cuantos teatros disponen de un equipo pedagógico trabajando en estrecha colaboración con el resto de profesionales?
Distribución y exhibición.
Tenemos un modelo que parece que ha tocado a su fin, queramos o no nos encontramos ante una nueva realidad. La distribución de espectáculos contemporáneos en España ha sido y es prácticamente inexistente, podemos contar con los dedos de una mano las distribuidoras especializadas. La mayoría de estas empresas, al igual que aquellas centradas en danza sobreviven gracias a su trabajo en el extranjero. Admitámoslo, el circuito de contemporáneo en este país se ha visto reducido en los últimos años a la mera supervivencia, no hay apenas infraestructuras con programación estable y las pocas que sobreviven apenas tienen presupuesto siendo en su mayoría dependientes de universidades o museos.
Si a esto le unimos la escasa visibilidad que las artes escénicas tienen en nuestra sociedad nos encontramos con una auténtica carrera de obstáculos.
¿Cómo sobreviven? Principalmente gracias a la auto explotación, y a su innata capacidad para relacionarse estableciendo vínculos con diferentes redes internacionales que propician la circulación de artistas entre festivales y residencias potenciando el intercambio y generando sinergias a lo largo de todo el globo terraqueo.
Producción.
No puedo dejar pasar la oportunidad de hablar de nuevas formas de financiación y producción nacidas al amparo de las tecnologías emergentes. La Financiación en masa (del inglés crowdfunding), también denominada micromecenazgo, es la cooperación colectiva, lrealizada para conseguir dinero u otros recursos, usando principalmente Internet para conseguir su objetivo.
Otra modalidad interesante la tenemos en el crowdsourcing (Colaboraciones voluntarias) que añade al modelo monetario del crowdfunding la posibilidad de obtener ayudas en forma de tareas u otros recursos y cuya misión principal es potenciar la creación de bienes comunes o procomún.
En ambos sistemas tenemos una plataforma de colaboración que permite a las minorías la obtención de los recursos necesarios para acometer con éxito la producción de un espectáculo, y lo que es más, generando una complicidad directa con el futuro espectador que pasa a ser micro productor y por tanto un activo agente transmisor del espectáculo en su comunidad.
Hace unos días nos enteramos de la pronta aparición de la nueva Ley de mecenazgo. Sería interesante que para la confección de la misma cuenten con todos los diferentes representantes de la profesión porque si hay algo que nos diferencia con respecto a muchas otras artes es lo efímero y esta palabrita tan maravillosa nos sitúa en clara desventaja en la parrilla de salida.
Por cierto… Creo que tendría que haber hablado de la crisis… ¿O no?
Creo y perdónenme la prepotencia, que en muchos casos la crisis se está utilizando como una cortina de humo para tapar nuestras carencias… y una herramienta tremendamente poderosa para arrancar de cuajo ciertas creencias e imponer un modelo cultural basado en el mero entretenimiento.
© 2012 Andrés Beladiez Rojo. Primavera de 2012. . Todos los derechos reservados
Bibliografía.
- Mov-s2010 “El espectador activo” editor Joaquin Noguero – Fundación Autor. Barcelona 2011.
- Urban Interventions. Personal projects in public spaces. Gestalten. Berlin 2010.
- ADE Teatro Nº 138. En defensa de la cultura. Madrid 2011
- El arte del crowdsourcing. AIMME. Valencia 2011